Diagnóstico
El diagnóstico de esta enfermedad puede llegar a resultar algo complejo para los médicos. Esto se debe a su similitud en estadios tempranos de la enfermedad respecto a otras semejantes, ya que puede llevar a cabo ciertas confusiones.
Para poder confirmar que el enfermo padece de Fascitis Necrosante, los médicos pueden determinarlo a través de diferentes métodos:
Biopsia del tejido necrosante.
Observación de la analítica: búsqueda de indicios que muestren signos de infección o lesión muscular.
Solicitar pruebas de imagen de la zona afectada (ecografía, resonancia magnética...)
Tratamiento
Es importante que los médicos diagnostiquen la enfermedad a tiempo para poder combatir cuanto antes la necrosis del tejido. Esta grave enfermedad tiene dos medidas principales de combate: una son los antibióticos y otra la cirugía.
La propagación de la enfermedad es elevada, por tanto se suele recurrir a una cirugía inmediata, además de administrarse por vía intravenosa ciertos antibióticos para intentar erradicar la multiplicación de la bacteria.
El tratamiento puede incluir:
Las medidas más frecuentes:
Administración de antibióticos por vía intravenosa (IV).
Cirugía: para abrir y drenar la herida, además de retirar el tejido necrosado.
Administración de inmunoglobulinas (anticuerpos) por parte de un donante para combatir la infección en casos muy graves.
Otras medidas:
Injertos de piel.
Amputación, si se extiende en una extremidad.
Oxigenación hiperbárica.
BIBLIOGRAFÍA:
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